Resultado final

si recapitulamos sobre la partida inicial, recordaremos que el proceso de profundizar sobre la palabra extraordinario me encontro contrariado respecto a la respuesta, si es que la hay, del siguiente interrogante: Si internalizamos, incorporamos ( en el sentido mas literal de la palabra) o nos identificamos con algo o alguien extraordinario, ya sea una persona o millones, mantiene esa esencia extraordinaria? Pueden coexistir esas dos cualidades? Donde termina lo extraordinario y donde comienza lo ordinario? La direccion que elegi fue creer que si, que pueden coextistir. La esencia de lo extraordinario no pierde ante la percepcion humana. Se mantiene. Entonces, partiendo de la premisa de modificar algo tan ordinario como un maple de huevo para volverlo extraordinario, decidi hacer una rosa blanca. La intencion era colocarla en un cantero con otra rosa blanca. Yo ya sabia que solo quedaba una de ellas. Era una rosa extraordinaria. Todas las otras habian marchitado, ella no. Luego, al colocar mi rosa, al insertarla junto a la otra, senti que ambas perdieron cierta esencia extraordinaria. Como si se cancelaran entre ellas. Incluso podriamos trazar un paralelismo entre sus caminos. Ambas nacidas de algo ordinario, ambas gozaron de cierta extra-ordinariedad ,si se me permite el termino, para luego ser desterradas de ese pedestal una vez forzadas a coexistir. Perdieron las dos. Pero luego volvi al mismo lugar, porque fui yo el que forzo este escenario. La flor artificial no pertenecia ahi, y la rosa organica y resiliente no entendia de nociones humanas ni de juicios de valor. Seguia siendo la reina de ese cantero y no habia raciocinio que le quite su singularidad. Lo mismo para la otra. Haya una o mil rosas en ese cantero, la mia siempre iba a ser la unica hecha de maple. 
Comprometido con avanzar sobre este interrogante, continue pensando si era posible manipular algo ordinario, dotarlo de esencia extraordinaria, solo para despojarla posteriormente. El maple me parecia un material acorde a este camino, por lo que segui trabajando con el. Pense y pense acerca de mis posibilidades, en que podia producir. Hasta se me ocurrio. Lo mas simbolico y sintetico para este hilo de pensamiento critico era devolver el maple a su estado original. Devolverle su funcion. Llevarlo por este camino, elevarlo al reino de lo extraordinario solo para devolverlo a su habitat natural, junto a las canastas, las bandejas y el resto de los oriundos de la cocina. No importa si se altero su composicion o su textura, ese es un maple de huevo hecho de maple de huevo. Como el resto de los maples de huevo. Supo ser una pasta extraordinaria, una masa hecha de maple. Me atrevo a decir que no habia otra como ella en una buena suma de kilometros a la redonda. Pero pude quitarle esa esencia. Maples de huevo hechos de maple de huevo es de lo mas ordinario que se me puede ocurrir. 

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